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España colabora en diferentes programas europeos, militares y civiles, para el desarrollo aeronáutico y cómo miembro de la ESA (Agencia Europea Espacial) en los últimos años ha aumentado su participación en las misiones de la agencia favoreciendo un retorno importante para el país en términos de contratos para las empresas españolas y posibilitando la sofisticación tecnológica en investigación de la comunidad científica espacial del país.
En los últimos 15 años, la participación española en el sector aeronáutico mundial se ha multiplicado por cuatro, dando lugar a una representación del 4,7% de nuestro PIB industrial con un porcentaje de más del 80% dedicado a la exportación. España se ha convertido en uno de los pocos países de nuestro entorno con la experiencia, el conocimiento, el desarrollo tecnológico y la capacidad industrial necesarios para diseñar, fabricar y poner en vuelo un avión. Más del 10% de la facturación de la industria aeroespacial española se reinvierte en I+D+i frente al 3% de media nacional, según datos del INE.
Según TEDAE, asociación que aglutina a 76 empresas del sector, la industria de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio sigue siendo un sector clave en España. Al menos, así lo atestiguan sus cifras de facturación, la cual aumentó un 5,8% en 2018.
En su conjunto, las empresas Tecnológicas de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio facturaron en 2018 un total de 11.838 millones, lo que supone 658 más que en 2018. Hablamos de un sector que el pasado año contaba con 57.000 empleados de alta cualificación, unos 600 más que en 2017 y cuyas exportaciones suponen un 66% de la facturación total. En términos globales, la productividad de estas empresas especializadas es 3,4 veces superior a la media nacional.
Por sectores, el 76% corresponde a la aeronáutica civil y militar; el 15% a Defensa Naval y Terrestre; el 8% a Espacio y el 1% a Seguridad. Y en cuanto a los mercados en los que venden sus productos, el 51% es civil y el 49% militar.
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El sector espacial vive un periodo de auge auspiciado por cifras récord en un área que facturó en 2018 un total de 867 millones de euros, un 1,8% más que el año anterior. Además, el 83% de sus ventas totales son exportaciones, frente al 78% de 2017. En la actualidad, nuestro país, con 3.909 empleados en el área espacial, es el quinto de Europa con más profesionales dedicados a desarrollo de proyectos espaciales, invirtiendo un 11% de su facturación en innovación (12% en 2017).
También se habla de cifras récord en el campo de la aeronáutica, pues el pasado año facturó 9.029 millones de euros, un 0,9% más que en 2017 y prácticamente el doble que en 2008. El optimismo generado por estas cifras se ve reforzado por la participación en grandes y ambiciosos programas internacionales como es el caso de la reciente incorporación de España al programa del futuro caza de combate europeo de sexta generación.
En 2018, el sector aeronáutico contabilizaba 43.625 empleados y las exportaciones representaron el 67% de su facturación, 14 puntos menos que en 2018, algo que TEDAE achaca, entre otros motivos, a que los programas militares como los de los aviones A400M o el C295 han tenido un ligero descenso o que dos unidades del avión de transporte de Airbus se entregaron al Ejército del Aire español.
Otra área clave de la industria nacional que lleva prácticamente una década creciendo. Eso sí, en lo que respecta a 2018 las cifras se mantienen casi intactas, ya que la facturación el pasado año ascendió a 4.946 millones, frente a los 5.379 de 2017. Sin embargo, en esta ocasión no se ha tenido en cuenta el área de Seguridad, que en este informe tiene un apartado diferenciado y que facturó 155 millones en 2018. Por ello, el descenso podría cifrarse en algo menos del 5%. Esta "caída moderada" se debe al descenso en las ventas de aeronáutica militar, lo que se ha compensado con el segmento naval y terrestre, con contratos clave como los de los submarinos S-80 o el buque de aprovisionamiento de Navantia para la Armada australiana.
Entre las instalaciones de apoyo a la industria aeronáutica hay en España 5 clusters situados en las regiones de la Comunidad de Madrid, Andalucía, País Vasco, Castilla La Mancha y Cataluña. El distrito aeroespacial madrileño es la mayor sede con el mayor número de empresas y con el nivel de facturación más elevado (58% del total) y ocupación (50% del total), mientras que en lo que se refiere a la industria aeroespacial del País Vasco contribuye con un 25% de la creación de la facturación total del nivel nacional del sector. La actividad de las empresas aeroespaciales vascas está también soportado por la presencia en la región de las infraestructuras para albergar las empresas tecnológicas más innovadoras y ofrecerles una amplia gama de servicios avanzados en el campo de la investigación y transferencia tecnológica.
Dada la extrema complejidad del producto final de la industria aeronáutica, se hace prácticamente inviable para una empresa “actuando en solitario” alcanzar un nivel sufi cientemente competitivo en todas y cada una de las especialidades que se requieren en los innumerables procesos que intervienen en el programa de desarrollo de una aeronave.
Tradicionalmente, las grandes empresas fabricantes en la industria aeronáutica, actuando como contratistas principales, se han apoyado en empresas colaboradoras externas que se encargaban de suministrar materiales, servicios, componentes, subsistemas y módulos acabados, que eran incorporados en distintos momentos a lo largo del proceso de fabricación y montaje de cada nuevo modelo de aeronave. Por tanto, el sector aeronáutico se ha configurado como un sistema integrado por un conjunto de empresas que difieren en su tamaño, capacidad de producción y nivel de generación de conocimiento. Su modelo organizativo se caracteriza por la existencia de diferentes niveles y tipos de empresas que realizan actividades muy diversas y pueden clasificarse en cuatro grandes grupos:
Está formada por aquellas empresas que realizan el diseño, ensamblaje final, ensayos de certifi cación y, finalmente, la venta de las aeronaves a los clientes finales. Estas empresas se encuentran en la cúspide de la pirámide productiva del sector, de forma que sus actividades generan, a su vez, más actividad para toda la cadena productiva (empresas subcontratistas de primer, segundo y tercer nivel). El grupo europeo Airbus, organizado recientemente en tres divisiones, tiene sedes en España: • Airbus, que integra todas las capacidades de desarrollo y soporte a aeronaves de ala fija civiles, tiene sedes en Getafe, Cádiz e Illescas.
En un nivel intermedio entre la industria integradora y la suministradora, se encuadran las actividades de Indra, con capacidad de integración de sistemas completos de control de tráfico aéreo; ITP (Industria de Turbo Propulsores) en el segmento de motores; y Aernnova, con capacidad de integración de sistemas de avión en estructuras completas y una gran capacidad de ingeniería de producto y de producción. Estas son empresas de considerable tamaño que poseen una estructura interna muy sólida con importantes niveles de inversión, tecnológicos y de subcontratación, así como de generación de conocimiento.
Este segmento de empresas está conformado por las denominadas integradoras modulares subcontratistas de primer nivel, especializadas en materiales compuestos, equipos y sistemas, diseño y fabricación de estructuras, sistemas y subconjuntos de aviones, servicios de ingeniería de producción de aeronaves y diseño de utillaje, entre otros. Cuentan con importantes capacidades de logística para coordinar a sus suministradores de segundo y tercer nivel (Tier 2 y Tier 3); de diseño, ingeniería e I+D+i, generando un importante efecto arrastre en las empresas situadas por debajo en la cadena de suministro.
Las relaciones de subcontratación de estas empresas con las integradoras finales se resuelven bajo esquemas de “paquete completo”, de forma que estos subcontratistas de primer nivel son responsables únicos ante ellas. Su tamaño es importante, operan en mercados internacionales y comparten riesgos financieros con las empresas de cabecera integradoras en el desarrollo de los productos, comportándose como socios activos que asumen los resultados del negocio, lo que les obliga a disponer de una elevada capacidad financiera. Entre las empresas Tier 1 se cuentan Aernnova, Alestis y el Grupo Aciturri.
En algunos casos estos subcontratistas de primer nivel han comenzado a abrir plantas en países emergentes con el objetivo de implantarse cerca de los fabricantes que producen allí, así como para aprovechar las ventajas derivadas de los menores costes de mano de obra.
La industria auxiliar está formada por un heterogéneo conjunto de PyMEs, que trabajan bajo pedido de las empresas de primer nivel. Estas empresas desarrollan su actividad ajustándose fielmente a las prescripciones técnicas marcadas por sus empresas cliente y son expertas en la producción de pequeños subconjuntos o piezas elementales específicas, incluyendo todo tipo de conformado, mecanizado, tratamiento de componentes y piezas destinadas a formar parte de conjuntos de mayor envergadura, así como las pequeñas ingenierías que realizan cálculos y estudios asociados a distintos componentes. Es requisito esencial que cuenten con capacidad de asegurar la calidad de sus productos y procesos.
En la actualidad, estas pequeñas y medianas empresas se encuentran sometidas a una elevada presión en precios, con una creciente competencia internacional procedente de países emergentes con menores costes. En muchos casos, trabajan también para otros sectores de actividad a fin de diversificar su producción. Según su tamaño, actividad exterior o capacidades de ingeniería, se subdividen en Tier 2 y Tier 3. En general, los Tier 2 suministran directamente subsistemas y piezas a los Tier 1, al tiempo que subcontratan parte de su producción a los Tier 3.
Las empresas pertenecientes a este grupo realizan actividades relacionadas con el mantenimiento y el sostenimiento de aviones, motores, componentes y sistemas en servicio, de acuerdo con las normativas oficiales existentes relacionadas con el mantenimiento periódico de los certificados de aeronavegabilidad. El volumen de negocio depende del stock de aviones en operación. Esta función la llevan a cabo los fabricantes originales o las empresas debidamente calificadas por las autoridades aeronáuticas supervisoras y responsables de la seguridad de vuelo. La principal empresa dedicada a esta actividad en España es Iberia Mantenimiento. Otras empresas, como ITP, Airbus Defensa y Espacio o Airbus Helicópteros, también desarrollan funciones de mantenimiento.
A diferencia de lo que sucede en otras industrias nacionales, la industria aeroespacial se caracteriza por trabajar con periodos de desarrollo de tecnologías y de amortización muy dilatados en el tiempo (en torno a los 20 años) que producen retornos de inversión muy a largo plazo. Esto plantea la necesidad de disponer de políticas industriales de Estado y planes de apoyo a la I+D+i a largo plazo, así como marcos financieros estables que permitan su sostenibilidad y competitividad en un mercado global en el que la implicación de los Estados en el sector es muy alta como cliente, como regulador e, incluso, como accionista en algunos casos.
En la actualidad, la industria aeronáutica española vive un momento crítico en el que es necesario recuperar el apoyo que años atrás tenía de la Administración pública y que, como consecuencia de la crisis económica y la lenta recuperación, no ha podido mantener en los últimos años. Es necesario relanzar un plan sectorial que incluya la participación de las Administraciones, la industria y los organismos de investigación. No es momento de perder el tiempo en un entorno en el que nuestros competidores están avanzando a gran velocidad y en el que las decisiones que tomemos ahora marcarán el futuro de nuestro país.
Necesitamos contar con un plan estratégico para el sector y, para ello, necesitamos el apoyo sostenido de la Administración, independientemente del momento político y del Gobierno.
España debe tomar conciencia de la importancia de la industria aeroespacial, tanto por el importante retorno que tienen sus inversiones para la sociedad como por la importancia para España de continuar siendo un país tecnológicamente avanzado en el ámbito de la ingeniería aeronáutica.
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